La Fundación AK Antonio Guerrero será la entidad beneficiaria, con el objetivo de ayudar a menores con necesidades especiales.
Siempre me ha gustado publicar algo unos días después, las ideas y recuerdos están más asentados y la perspectiva es mejor.
La FUNDACIÓN MAS nos había anunciado que el 17 de septiembre se llevaría a cabo la V carrera solidaria en el Parque del Alamillo y que su Patronato, había decidido, por unanimidad, que los beneficios obtenidos fuesen para atender las necesidades de las niñas y niños con necesidades y trastornos en su desarrollo y muy especialmente para los que acuden a nuestro Centro de Atención e Intervención Temprana de Pizarra en la provincia de Málaga y zona de influencia, Valle del Guadalhorce y Sierra de la Nieves. Así se darán desayunos y meriendas a esos pequeños entre otras cosas.
Sevilla en septiembre está preciosa, casi una segunda primavera. Todo lo teníamos organizado para una día de calor, sol, … pero estuvo toda la noche lloviendo y el día amaneció de la misma manera. Una intermitente lluvia caía sobre Sevilla y el Parque del Alamillo.
Pero la carrera no se suspendía. Desde las 8:30 se estaba montando toda la infraestructura, carpas, en lugar de sombra nos daban un refugio para la lluvia, mesas para venta de merchandising, camisetas, libros, portal de salida con su cronómetro. A las 10, una hora antes para la carrera era cuando más llovía, se habían inscrito muchas personas, sobre todo kilómetro CERO. Había pocas personas, además del voluntariado de FUNDACIÓN MAS, de esta FUNDACIÓN AK ANTONIO GUERRERO, pocas personas se habían animado con este tiempo.
Hablamos Luis Miguel, gerente de la Fundación MAS, y yo que “quien no se consuela es porque no quiere“, dijimos. Nos hemos unido dos entidades para un granito de arena de “un mundo mejor es posible” y hasta la -tan necesitada y deseada lluvia- nos había acompañado. Podíamos haber dicho que “tantos meses sin lluvia y tiene que llover hoy para fastidiar la carrera“, pero hicimos la lectura positiva. Aunque mi nieta Nayla hacía malabares para que el viento no se llevase la pequeña carpa de esta Fundación.
De repente, veo venir a mi sobrino Ismael, venía corriendo desde su casa, a Kike con su hija Victoria y Alberto, a toda la familia del Grupo MAS, Chari, Vicente, Justo, además de sus hijos y sobrinos, veo ¡¡¡todo un equipo de rugbi¡¡¡ vestidos con su equipación, los había traído Jero, vi a Andrés, Nieves, sus dos hijas y el pequeño, con solo unos meses, a la abuela Toñi, Patrona de la Fundación. El cielo comienza a clarear, se abren las nubes, cesa la lluvia y el sol quiso unirse a la fiesta de la alegría y la solidaridad. La lluvia de la noche y la mañana había hecho que el parque estuviese precioso, una alfombra verde con venas de albero, las hojas de los árboles con gotas de agua que se descomponían con la luz del sol y reflejaban multitud de arco iris por todas partes. Lourdes, un torbellino de energía, pasión y actividad no sabía si dar la salida o esperar. Veo venir a alguien con peluca color zanahoria, un megáfono y música de Navidad, no podía ser otro que mi hijo Sergio.
Ni corto ni perezoso comenzó, megáfono en mano, a animar a todos, a los encargados de la barra de bebidas y tapas de Fundación MAS, a Katy, María, Silvia, Beatriz, Araceli, Carlos y Elia y fotos, miles de fotos. El sol ya estaba empujando con todo el vigor de un domingo soleado de septiembre en Sevilla. Aquel se quitaba una sudadera, aquella la rebeca, otra la parte superior del chándal, se dio la salida y unos corrían, otros caminaban de prisa, los más pequeños esperaban su turno, el megáfono no dejaba de animar y lo que podía y apuntaba como una aciaga mañana se fue convirtiendo, poco a poco, en una fiesta multicolor, llena de sonrisas, abrazos, más risas. Seguían llegando más personas, nuestra querida Patri, Patrona de esta Fundación, y la abuela Carmen, una preciosa abuela, llena de dolores pero con una sonrisa iluminando siempre su rostro.
Vicente, siempre pendiente de todo y de todos, iba de aquí para allá saludando a agradeciendo. Luis Miguel fichando a mi hijo y su megáfono para el año próximo, Lourdes, y sus mil palabras por minuto, “bueno, bueno … esto no se lo esperaba nadie“, decía, ya con atuendo de verano. Las mesas, repartidas por la verde alfombra del parque estaban llenas de comensales, dando buena cuenta de los productos y bebidas que había en las barras de consumición.
En medio de todo esto, se entregaron las medallas, una a cada niña y niño que participaron y los trofeos a las y los ganadores. Victoria, que quiere ser Policia Local, hija de mi querida Inma, Patrona de la Fundación y que se quedó descansando en casa, fue la ganadora en categoría adultos.
Al medio día se presentaron José Luis García (Pepelu), Concejal de Asuntos Sociales, junto a Araceli y Leni. Venían de un largo recorrido, triduo incluido, y después seguían a otros actos. Nos acompañaron, descansaron un poco, tomaron un refrigerio y poco a poco el silencio se fue apoderando del parque. Bueno, todo el silencio que el megáfono de mi hijo dejaba, vendió toda la lotería de la Fundación que llevamos. Todos estaban encantados con él, cómo se echó el evento a la espalda y nos sacaba una carcajada tras otra. Katy, su madre y yo, estábamos un poco orgullosos de él y satisfechos por su optimismo, energía positiva, vitalista y estar siempre cuando lo necesitamos.
Luis Miguel estaba pletórico “Antonio, hay para varios años de desayunos y meriendas” me decía, con la satisfacción e ilusión de un quinceañero.
La ilusión es el motor y combustible de las buenas acciones, la solidaridad, ayuda mutua, crear empleo, pensar en los demás y ofrecer todo sin pedir nada a cambio.
Creo que si pedimos ese día no nos lo dan. Se regó -generosamente- el parque que brilló, multicolor, con todo su esplendor. Tal vez hubiesen venido algunas personas más, no lo sé porque las barras agotaron la bebida y comida, pero ha se habían inscrito. Y los que fuimos lo disfrutamos. la Fundación MAS estaba orgullosa de poder aportar esa ayuda a un mundo mejor, la Fundación AK Antonio Guerrero, tremendamente agradecidos porque esa ayuda era muy importante para nuestra labor y objetivos y llegará a muchísimas niñas y niños, para investigación, alimentación saludable, educación inclusiva.
Por último, es justo dar las gracias a todo el GRUPO MÁS, sin excepción. Comenzaron dos hermanos, hace 50 años con dos empleadas. Hoy son 4.000 trabajadores. Sin ilusión, eso sería imposible. cada día es un nuevo comenzar, la mismas ganas, ímpetu, alguna cana de más y algún cabello de menos.
Gracias, nuestras niñas y niños os dan las gracias porque os necesitan y a otros muchos también.
Antonio Guerrero. Presidente de la Fundación
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