EL POLIGONO SUR (Conjunto de Barriadas en Sevilla)
El Polígono Sur es un conjunto de barrios de corte obrero al sur de la ciudad de Sevilla. Engloba los barrios de Paz y Amistad, La Oliva, Antonio Machado, Martínez Montañés, Las Letanías y Murillo (conocido popularmente como Las 3.000 Viviendas).
Tiene una población aproximada de 50.000 personas, una superficie de 145 hectáreas y unas 7.000 viviendas, entre públicas (viviendas de alquiler protegido pertenecientes al Parque Público de AVRA) y privadas.
La construcción del Polígono Sur la realiza el Patronato Municipal del Ayuntamiento de Sevilla a partir de 1968. Esta se concluyó en 1977. Se realizó a través de las concesiones que realizaba el Ministerio de Vivienda a los distintos ayuntamientos.
- Ya desde el inicio, comenzó a considerarse una zona insegura.
Acogió a personas provenientes de zonas chabolistas como La Corchuela o El Vacie, y otras que deseaban mejorar de vivienda como Torreblanca de los Caños y Los Pajaritos, adjudicándose en su momento los pisos en régimen de propiedad aplazada.
A finales de los años setenta, y con el aumento de nivel de vida, se va introduciendo la iniciativa privada. El ámbito territorial de las actuaciones edificatorias aumenta. Ya no se trataba de “tres mil viviendas“, como popularmente se conocía a este barrio, sino de una extensión mayor de espacio urbanizado y de viviendas. Se produce un aumento de las actuaciones especulativas: barrios de bloques de alta densidad en los que rápidamente se abandonan las tipologías menos rentables de doble crujía, siendo sustituidas por los bloques de cuatro crujías (bloques en H), quedando en el olvido los postulados de orientación, soleamiento etc., que habían sido parte del origen de estos nuevos modelos residenciales de los años sesenta.
El resultado de todas estas transformaciones lo podemos verificar actualmente en el propio Polígono Sur: un crecimiento cuantitativo de mayor extensión, en situación periférica, y mal conectado con el centro urbano, de gran variedad morfológica y con una fuerte segregación funcional y social. Esto iba ligado al hecho de que el Polígono Sur asumía población proveniente de los poblados chabolistas de la periferia sevillana. El Polígono Sur es, además, aislado de otros barrios en un par de flancos por las vías del tren y una carretera.
Apenas diez años después de la entrega de los primeros bloques, la mayoría de los pisos carecían de sus servicios originales, como agua o los ascensores, que ya no estaban operativos porque habían sido objeto de actuaciones vandálicas. Este tema refuerza la idea de que la regeneración urbana física debe acompañarse de medidas sociales, formación, educación y empleo.
La marginalidad era producto de la concepción del barrio, donde se daba una solución urgente al chabolismo desde una visión exclusivamente residencial.
En la actualidad existen una serie de medidas en marcha desde las administraciones públicas para mejorar la zona.
Estas medidas están resumidas en un plan llamado Plan Integral del Polígono Sur.
Desde 2016, el Polígono Sur está dotado de accesos a un parque que se realizó sobre antiguo cauce del Guadaíra. Este parque comienza junto al Polígono Sur y finaliza al oeste, en el barrio de Los Bermejales.
LAS 3.000 VIVIENDAS
Las 3.000 Viviendas es un barrio no oficial de la ciudad de Sevilla, compuesto a su vez por partes de seis barriadas pertenecientes al Polígono Sur:
Paz y Amistad, Antonio Machado, Martínez Montañés, Murillo, Las Letanías y La Oliva, con una superficie total de 145 hectáreas.
Dos de estas barriadas, la de Murillo y especialmente la barriada Martínez Montañés, también conocida como «Las 624 Viviendas» o «Las Vegas», y «las 800», que es donde se encuentra el local C2B2, sede del Cait, se consideran de los barrios marginales más peligrosos de Sevilla, con frecuentes apariciones en los medios de comunicación, por lo que han terminado por apropiarse del nombre original de «Las 3.000 Viviendas», y darle la fama a todo el núcleo.
Sabido esto, hay que decir que en el Polígono Sur no hay ningún CAIT (Centro de Atención e Intervención Temprana), con una población estimada de 50.000 personas; según los datos estadísticos aceptados por la comunidad científica debe haber:
- Un 7,5% de población de 0-6 (inclusive), o sea unos 3.750 menores.
- De estos, unos 175 necesitan, ya, Atención Temprana.
- Otros 175 están es situación de riesgo y pueden, o no, derivar en necesidad de Atención Temprana.
- Y otros 175 deben ser objeto de seguimiento, por prematuridad, aspectos psicosociales, riesgo de exclusión, vulnerabilidad.
El total de personas con algún tipo de discapacidad está en torno a las 6.000 personas.
JUSTIFICACION DE LA NECESIDAD DE UN CENTRO DE ATENCIÓN E INTERVENCIÓN TEMPRANA EN LA ZONA:
- Los CAIT más cercanos, en este caso dos, están a una distancia de unos 3 km. cada uno. Como es lógico, no conocen ni están implicados en la zona.
Por las características singulares del barrio, su marginalidad, extensión (145 hectáreas), altos índices de conflictividad, absentismo escolar, desempleo, economías sumergidas, diversidad étnica, cultural, religiosa, delincuencia; entendemos que se debe dotar de un CAIT que sea capaz de imbuirse en la sociedad, ganarse la confianza de los vecinos y ser un medio, no sólo de atención a los menores a través de Atención Temprana sino, también, de visualización de la diversidad, concienciación, aceptación de la misma y fomento de la tolerancia.
La diversidad forma parte de la sociedad y en ella debemos caber todos y debemos tratarla desde dentro de la sociedad, como un vecino más, como un colegio más, como una iglesia más.
Por la idiosincrasia, fines y voluntad de la Fundación AK Antonio Guerrero, este CAIT debe ser un punto de encuentro y formación familiar, más allá de un centro de intervención de fisioterapia, logopedia o psicología. La familia es el verdadero motor de recuperación de un menor con trastornos en su desarrollo, hay que implicarla a través del diálogo, confianza y formación. El CAIT debe ser un centro neurálgico y de referencia. Debe seguir trabajando más allá de los 7 años, y más allá del CAIT, también en sus entornos, educativos, familiares, sociales, urbanos, zonas de juegos y ocio. Deberá intermediar con otros recursos sociales y comunitarios implantados en la zona, creando sinergias para ayudar a las personas “diferentes”, a sus familias y a la sociedad de la zona.
Por otro lado, el que una madre, padre, hermana o hermano, tengan que llevar a un menor con Síndrome de Down, Autismo, Síndrome de Asperger, Parálisis Cerebral, trastornos sensoriales, motores o cognitivos, Enfermedades Raras, Piel de Mariposa y un largo etcétera a, al menos, 3 km de distancia no es tarea fácil. Generalmente solo hay un coche -en el mejor de los casos- en la familia, esos desplazamiento serán a pie o en transporte público y, esto, muchas veces es fuente de estrés en el menor o las maniobras de subir y bajar tareas complicadas y nada fáciles.
La conciliación laboral con la asistencia al servicio de Atención e Intervención Temprana es otra limitación.
Por otra parte, la frecuencia con la que se asiste al servicio (puede variar según las necesidades del niño y su familia, dos veces a la semana, tres, una, quincenal, mensual…), también exige flexibilidad en el ámbito laboral para adaptarse y, en algunos casos, obliga a uno de los cuidadores del o la menor a reducir su jornada laboral.
El desconocimiento por parte de la población del servicio de Intervención Temprana es otro factor que limita el acceso a la misma, considerando que solo conocen el servicio aquellos ciudadanos que han sido usuarios de este o tienen personas cercanas en su entorno que lo son.
El Centro de Atención e Intervención Temprana se considera lugar de referencia para la realización del tratamiento. No obstante, en función de las necesidades del niño o niña y su familia y los objetivos de la intervención, se podrá valorar la pertinencia de realizar la intervención en los entornos del menor (en su propio hogar o en los diferentes entornos habituales para él).
Comentarios recientes