Aún resuenan, en mi mente y recuerdos, las canciones que Fani Ortiz nos regaló el pasado martes, 30 de abril, en la Sala Cite de Cartuja Center en Sevilla.

Fani estaba radiante, bellísima, estrenaba vestuario para Sevilla y las luces se descomponían en las lentejuelas de sus vestidos y con las lágrimas en los ojos parecían una multitud de arco iris como en la lluvia de primavera.

El público, y yo mismo, esperábamos evocar recuerdos a través de los éxitos de Rocío Dúrcal y Rocío Jurado. Y, sí, se evocaron esos recuerdos pero lo que no esperábamos era que se nos erizaran los vellos de la piel, que se derramasen lágrimas de emoción y nuestros corazones palpitasen al ritmo de las notas musicales que se desparramaban por el escenario cada vez que Fani nos regalaba palabras de amor y desamor, encuentros y desencuentros.

Entonces surgió la magia, porque fue una noche mágica. El público se abrió y Fani se entregó. Y con las alas al viento parecía revolotear por entre el público y que nos cantase al oído de cada persona y despertase un recuerdo diferente en cada uno de nosotros.

A cada canción terminada mirábamos el reloj pidiendo que el tiempo se detuviese para poder seguir deleitándonos con la voz, emoción, entrega y poderío de Fani Ortiz.

Los recuerdos de esa noche los quiero compartir con todas y todos, con quienes vinieron y con quienes no pudieron venir.

Y esos recuerdos los tengo guardados en el lugar más cálido de mi corazón, en ese lugar mágico donde aún se recuerdan los sueños.

Decir algo más es estropearlo, así que os dejo con ella

Antonio Guerrero. Presidente de la Fundación. 670 86 36 86