Hablaba esta mañana con la directora de uno de los Cait que tiene la Fundación Antonio Guerrero cuando hablamos del asunto del bullyng escuchamos en la radio el suicidio de un niño con diez años de edad.

En mis últimas intervenciones en charlas, conferencias, foros o mesas redondas siempre digo:

Lo que más nos preocupa a toda la Plataforma de Atención Temprana y a la Fundación AK Antonio Guerrero en general y a mi en particular es el acoso escolar.

Extracto de La Realidad Invisible, de Antonio Guerrero

“Parece que las personas expertas, psicólogos, psiquiatras, otros profesionales, buscan una respuesta compleja y complicada.

Cuando la realidad es mucho más fácil, frecuente y hay que propiciar que se eviten, a toda costa.

Querido lector, madre o padre, si has sentido indignación, pena o vergüenza, si te ha indignado que tu gobierno, ayuntamiento, colegio no le haya apoyado, recibido, no le haya consolado. Ni siquiera le haya entendido o, tal vez, ni creído.

Si eso te ha pasado debes estar alerta. Con tus hijos, sobrinos, amigos o compañeros. Para algunos nos pasa desapercibido, pero otras y otros tienen una sensibilidad especial y notan que algo pasa.

Si eso te ocurre, es hora de hablar, con tu hijo o hija, con el niño o la niña, sus padres, profesores, otros amigos o amigas. Pero hablar desde la comprensión, desde el corazón, que ese niño o niña se sienta, de momento —protegido y acompañado—, que no está solo o sola. Tiempo habrá de que verbalice más, de que cuente cosas. Poco a poco. Es muy frágil, muy vulnerable. Luego, está indeciso y temeroso. No le des prisa, dale confianza. Intenta localizar el foco del problema y aléjalo de él.

Habla con quien creas que puede tener respuestas o soluciones. Si el colegio no te apoya, no te entiende, mira para otro lado; acude a otras instancias.

Fiscal del Menor, que abra diligencias o dicte medidas cautelares. Lo que está, en ese momento, en juego, son o pueden ser muchas cosas. Desde la salud mental de ese niño o niña, a su vida. Su felicidad, presente y futura; autoestima, realización, espíritu de superación, amor a la vida —no a vivir, sino a la vida— que la sonrisa habite en su rostro o que tenga que buscar esa definición en el diccionario, porque haga demasiado tiempo que no sonríe, que no disfruta, que no juega, que no es feliz, que, o no está contento o contenta.

Si algo de eso pasa. Actúa. Lo primero, él o ella, ya. Sin un solo segundo que perder. El resto, … el resto vendrá después.

Y, ¿sabes por qué?, porque mira también alguna respuesta del sistema legal:

Se archivan, una y otra vez, las diligencias. Más puertas cerradas.

En unos de los casos se dice que “como la posible persona acosadora es menor de catorce años, es inimputable”.

Es cierto, es inimputable; pero ¿y si ese niño o niña tiene un problema de conducta, de salud mental, alguna patología? De acuerdo que sea inimputable, pero ¿no tiene derecho a una evaluación para ver su estado mental?, si ese comportamiento es fruto de que es una mala persona, cruel o es que necesita —y le estamos negando, la ayuda que merece—.

Sé que hay niños crueles, muy crueles. Entre otras cosas porque:

“Si enseñamos a los niños y niñas a aceptar la diversidad como algo normal, no será necesario hablar de inclusión, sino de convivencia”. Y eso no lo hemos hecho.

Y me pregunto, también, ¿no hay responsabilidad subsidiaria?, ¿no son responsables los equipos de dirección de todo lo que ocurre dentro del colegio?, ¿no son responsables los padres del daño ocasionado por los hijos?”

Me pregunto, con frecuencia el por qué no se dice de una vez por todas, de manera clara y nítida, sin dudas, sencilla y directamente,

El suicidio es la primera causa de muerte entre la población comprendida entre los 15 y los 25 años de edad.

¿Por efecto llamada?, No. Porque no se dice y sigue siendo la principal causa de muerte.

Hace apenas un par de décadas no se decía en los telediarios cuando una mujer moría a manos de su pareja, marido, novio, amante, de una paliza, acuchillada, estrangulada, …. 

Aún recuerdo el caso de Ana Orantes, la mujer que fue quemada viva por decir en la televisión que su marido la había maltratado y medio matado a palizas durante toda su vida.

Bueno, pues al día siguiente, el Ministro del Interior salió diciendo “que no se podía generalizar, que eso era un caso aislado” ¡¡¡¡¡¡ Sí, como lo leen.

Hoy se pregona, -y con razón-, a los cuatro vientos, cuando hay alguna agresión o intento. Se sigue diciendo en prensa, radio y televisión. 

Hay que luchar y combatir a la violencia machista.

Del mismo modo, pido que el acoso, las agresiones, las palizas, las exclusiones en los juegos, patios y recreos, empujones, insultos, vejaciones, amenazas, sean hechas públicas, independientemente de la edad de los agresores o agresoras, esto es de los dos géneros. Si los agresores tienen derechos, los agredidos, vejados, insultados, acosados, hasta someterlos a un estado de desastre mental, de ruina psíquica, a veces -demasiadas- tomando la decisión del suicidio como salida, tienen más derechos. Pues tiene los derechos de los otros más el derecho a la protección, a ser respetado, derecho a una salud mental, derecho a ser diferente.

Debe saberse, para vergüenza de los agresores o agresoras y de sus familias.

Que estamos fallando como sociedad es un hecho incuestionable.

La educación debe ser desde la cuna. ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?, ¿es que acaso no tiene derecho una mujer a enamorarse de otra mujer o un hombre de otro hombre? sin que por ello deba pagar un precio altísimo, durante toda su vida.

Es que un niño o niña, por tener rasgos achinados porque es Down, cojea por su hemiparesia, o es más bajo porque padece enanismo, y cientos de supuestos, ¿ya es motivo y objeto de todo tipo de burlas y escarnios, humillaciones y desprecios?

Hoy nos hemos enterado de esta violación, pero, me pregunto y os pregunto “¿cuántas vejaciones, atropellos, palizas ha habido hoy en mil y un colegio y no nos hemos enterado?”

¿Qué cifra ha engrosado hoy la lista de suicidios? Nunca lo sabremos, pero mañana volverá a pasar lo mismo.

Tener un hijo con alguna discapacidad o trastorno no es un regalo de la vida. Aunque, muchas personas; amigos y conocidos, estando apenas dos minutos con ellos, que lo hemos encontrado en la calle o en la consulta del médico, o fue compañero de instituto, universidad o anteriores vecinos. Repito, apenas transcurren esos dos minutos, te dicen que lindo “es un regalo de Dios”.

Dios no lo ha traído al mundo, para hacerlo sufrir, ni que sufran sus padres. Ni ha dado licencia para pegar, vejar o insultar.

Por estas fechas hace dos años de una agresión sexual a una pequeña de la Plataforma con sólo cinco años, el agresor tenia edad penal, por ley del menor, pero ya era delito penal. Intervino hasta el Delegado del Gobierno. Nadie colaboró. El agresor siguió agrediendo y la pequeña se quedó con su agresión. Sus padres, no puedo describir su estado de animo. Intentando que la pequeña, olvide o, al menos, no recuerde.

Me pregunto ¿hasta cuándo? Y no tengo respuestas.

Busquémoslas entre todos.

Una niña o niño con diez años no puede poner el marcha el mecanismo de la muerte.

Es contranatura.

No es hora de preguntar ¿qué estamos haciendo mal? Es hora de actuar.

Antonio Guerrero. 670 86 36 86