Recuerdo, como si fuese ayer, cuando el pasado año, por estas fechas y en un tono desenfadado, alegre, con espíritu navideño, Decíamos:

Feliz Navidad a todos, estén o no de acuerdo con nosotros, a nuestros amigos, a los que nos quieren y a los que no nos quieren, a todos los niños del mundo, con trastornos y sin trastornos, a todas las madres, esas madres que son como “las leonas, de la National Geographic, recién paridas y alguien quiere arrebatarles a su cachorro”, a los padres, a todas las abuelas y abuelos, que tanto nos ayudan y que tanto amor dan, a nosotros y a sus nietos, los aman y los enseñan a amar. A todos los profesionales de los Caits, a los maestros, monitores y docentes. A las Universidades y Colegios Profesionales. A todos los que ayudan a nuestros hijos, a Presidentes de Diputaciones, Diputados Provinciales, funcionarios que ayudan a las familias de esta Fundación, con Talleres de Familias y Hermanos. A Alcaldes/as, Concejales. A los Parlamentarios que nos apoyan y a los que no nos apoyan también (esperemos que el espíritu de la Navidad los ilumine y nos echen un cable), a los que están a nuestro lado y a los que están enfrente, a los que empezaron ayer con esto de la Atención Temprana y Diversidad Funcional y a los que llevan más de 30 años. A los periodistas que llevan nuestra palabra a todos los rincones del mundo. A los que nos publican y a los que no nos publican.

A todos, sin excepción, le deseamos lo mejor, a los que están acertados para que sigan así, a los que están errados para que sepan rectificar; nadie es perfecto, pero se puede buscar la perfección, no la vas a encontrar pero sigue buscándola, serás más feliz y dormirás mejor. A los que nos necesitan que sepan que estamos aquí y a los que necesitamos para que no nos olviden. A los hermanos de estos niños tan especiales que muchas veces les pedimos demasiado para su edad, a los médicos, genetistas, pediatras, neuropediatras, neonatólogos, investigadores, educadores, sociólogos, pedagogos, a todos los que forman esta Fundación y a los que no. Y a todos a los que haya podido olvidar.

Felicidades y que cada día seamos, todos, un poco mejor que ayer, sólo un poco, un poquito,… casi nada.

Este año, os deseamos lo mismo; pero el tono es diferente, no es ese tono alegre y desenfadado, jovial y feliz, impregnado de espíritu navideño.

Creo que, con diferencia, este ha podido ser el peor año que recordemos. La pandemia se ha llevado muchas vidas, demasiadas, en muchísimos casos -casi todos- no nos hemos podido despedir y dar ese último beso a nuestros seres queridos. También muchas personas, demasiadas, que tenían un empleo, más o menos estable, mejor o peor pagado pero que le permitía llegar a fin de mes, disfrutar de unas vacaciones, vivir la feria de su localidad, la semana santa, romerías, …. en definitiva dejarnos llevar por la inercia de la vida; con unos días mejores y otros no tan buenos. Y hoy, unos meses después, muchas, demasiadas, de esas personas están en la cola de un comedor social, en paro, en ERTE, con la sonrisa ausente, sin saber que va a pasar mañana. Negocios centenarios y prósperos, que daban trabajo a bastantes familias, han cerrado, muchos de ellos, para siempre.

Todo el peso ha recaído sobre los hombros de los profesionales de la salud, desde el personal de limpieza, transporte, ambulancias, administrativos, enfermería, médicos, investigadores, … lo han soportado y están soportado a pulmón y sin respirador.

Desde el más eminente médico hasta el más humilde “lo que sea”. Se han tenido que reinventar, horas y más horas de trabajo hasta perder la cuenta. Muchos, demasiados, han perdido su vida intentando salvar la nuestra.

Podría llenar página enteras de lo mismo, pero como es lo mismo, para qué más.

Nos queda la esperanza de la vacuna y del tiempo. Pensamos que esto no va a ser eterno. Nada es eterno, ni siquiera el tiempo.

A la clase política solo le pido unidad, coherencia, dejen de mirar sus propios intereses y centrense en los de tantos y tantos millones de personas, no lo vais a hacer. No es que yo sea un vidente, es que no lo habéis hecho desde que esto comenzó, ni siquiera un solo día. Cualquiera sabe cuándo ni dónde.

He seguido, día a día, las noticias de prensa, radio y TV. He leído, visto y oído a distintas líneas editoriales. Derecha, izquierda, liberales, capitalistas y anticapitalistas, revolucionarios, pacifistas, creyentes, ateos. He escuchado y leído a la OMS, Ministerios, Consejerías, de Andalucía, Cataluña, País Vasco, … todas las comunidades.

Con especial interés he seguido lo relativo a la discapacidad, la diversidad funcional o como le queramos llamar. Desde los que están en residencias o recluidos en casa. He estado atento a las instrucciones que se daban para esos colectivos, tanto desde el punto de vista asistencial, de protección, como en el ámbito educativo.

En el ámbito educativo exactamente igual, se habrán dado instrucciones para los alumnos NEAE y NEE, pero ha sido el profesorado y ahí meto a todos, los que han trabajado a distancia con todos los alumnos, consultas telefónicas, instrucciones por escrito, un día tras otro. Familias cuyos hijos no habían recogido los libros, otras que no tienen medios técnicos. La verdad es que el profesorado se ha volcado, está volcado. Teniendo que escribir en lugar de hablar. se levantan trabajando y se acuestan -a veces a altas horas- trabajando. Por otro lado, hay familias que agradecen y reconocen la labor de los educadores, otras se quejan de que son muchos los deberes y tareas que envían.

Empresas de la automoción se han adaptado y fabricado, respiradores, mascarillas, equipos de protección, guantes, geles y un larguísimo etcétera. Transportistas, albañiles, mecánicos, repartidores, personal de tiendas de cercanía, de barrio, supermercados, grandes superficies y decenas de profesiones más; todos a una. Sin preguntar y sin mirar la hora.

A todos, creo, debemos estar agradecidos, sincera y profundamente.

¿La clase política? Hace tiempo que dije -en una opinión puramente personal- que no era hora de hacer política. Que era hora de cohesión, de arrimar el hombro.

No era la hora de la Ley Celaá, no era hora de dividir.

Creo que no se trata de ser del Sevilla o del Betis, del Madrid o del Barça, sino de que te guste el futbol.

Se hicieron muchas cosas mal, que duda cabe. Pero ni todas, ni queriendo.

Antes de continuar quiero dejar claro que me refiero a todos los políticos, de cualquier parte de España, del gobierno central y de todas y cada una de las comunidades autónomas. ¿No pueden pensar, por un momento, que estamos hartos de sus disputas? de que no se sienten a hablar de cómo sacar el país adelante y no de reprocharse y negarse todo, por el mero hecho de ser de otro partido político. ¿Han visto lo que están haciendo en otros países?, se quejan de la falta de solidaridad de Europa, pero ¿hay solidaridad entre vosotros? Es que no les da vergüenza cuando se ven en los medios de comunicación decir y deciros de todo menos de cómo buscar soluciones, de todo menos daros la mano, (aunque sea a dos metros) para darnos un soplo y un gesto de unidad. ¿Creen que el virus pregunta el idioma que hablamos, el color de piel o a quien votamos?

Si a vosotros no les da vergüenza, a mi sí me da vergüenza. No solo vergüenza ajena, sino vergüenza propia, en mis carnes. El 20 de noviembre de 1975 -día de la muerte de Franco- estaba en la mili. Tenía 20 años. Y yo he sido uno más de los millones de españoles que os hemos dado el país que tenéis y no sabéis gestionar.

Os hemos dado la libertad de expresión -pero no la de decir lo os dé la gana-, sino que os hemos dado la libertad de decir la verdad, lo real. No ¡tú verdad! Os hemos dado la libertad de pensamiento, la libertad de ideología, la libertad de culto, la libertad de orientación sexual, la libertad de reunión, la libertad de prensa.

Pero no os demos dado, y me rebelo y os reprocho, la libertad de mentir, de injuriar, de insultar, de manipular.

Os hemos dado la obligación de cuidarnos, de trabajar por y para nosotros, todos, no solo el que esté en el poder. Desde todos los sitios, poder y oposición, es vuestra obligación trabajar por el bien común.

Os hemos dado esa obligación y la habéis confundido para poneros inmunidades de todo tipo, sueldos vergonzosos y vitalicios. Os hemos dado esa obligación y la habéis confundido con la de arremeter contra el que piensa de distinta manera, la habéis confundido con llamar maricón o tortillera a aquellos a los que les dimos el derecho de que un hombre se enamorase de otro o una mujer enamorarse de otra.

Os hemos dado libertad de mercado y habéis mercadeado con la libertad y la economía, habéis usado vuestro puesto. El que yo y millones de personas os hemos dado para abusar de él, del poder que conlleva, para enriqueceros de forma ilícita, para malversar, para usar información privilegiada para comprar o vender con beneficios que se dan la mano con la usura.

Podría seguir páginas y mas páginas recordando lo que os dimos y lo que habéis hecho con ello.

Si me preguntan ¿todos? os diré que no.

Que esos que no nombro, no lo hago porque saben perfectamente lo que les dimos y como usarlo. Son personas, honradas y decentes, trabajadores, por y para los demás. No me diga nadie que son políticos honrados, porque todos son personas, sean políticos, fontaneros, albañiles, maestros, médicos, limpiadoras, peones, ingenieros, directores u ordenanzas. Luego, no me digan que son políticos honrados. Díganme que son personas honradas, porque los políticos. Todos. Tienen la obligación de ser personas, luego la obligación de ser honrados y yo y millones de personas tenemos el derecho de exigíroslo y os exijo que os quitéis el logotipo o el escudo de tu carnet y os sentéis a buscar lo mejor para todos y cada uno de los españoles. Lo mejor para que esta pesadilla en la que estamos y de la que tenéis mucha culpa porque teníais datos e información y permitisteis lo mejor para vuestra siglas. Y esa conducta -vuestra- permisiva, ha provocado miles de muertos de los que no nos hemos podido despedir, sabíais con suficiente antelación lo que estaba pasando pero permitisteis que nos tirásemos a la calle, que nos juntásemos en decenas de estadios de fútbol, iglesias, que hubiesen mítines. Permitisteis u obligasteis a decir que si el virus venía a España sería de manera anecdótica, casos puntuales. Cuando sabíais que lo que había era la peor cara de una pandemia.

Yo y millones de personas estamos satisfechos y orgullosos del país que os dimos. Avergonzados, ya que a vosotros no os da vergüenza de lo que estáis haciendo con él.

Por eso y acabo, os exigimos que os sentéis, todos -hoy mejor que mañana- a arreglar todo esto, no solo desde la salud, sino del empleo, economía, inclusión, educación, emprendimientos, investigación y cientos de cosas más. Y cuando lo hayáis solucionado, saquéis de nuevo el logotipo o escudo de vuestro partido y uséis lo que os dimos para dialogar y no pelear, discutir y no insultar, buscar el consenso y no el disenso, elogiar y no injuriar.

Ni yo ni los de mi edad tenemos ganas de volvernos a unir en un partido y enseñaros, pero es lo que os merecéis.

Mi más sincero pésame y solidaridad a todas aquellas familias que han perdido a un ser querido sin poderles dar un beso de despedida o están temblando y pidiendo que no suene el teléfono porque tiene a alguien en el hospital o en la UCI.

Seguimos esperando el resultado de la licitación del Concierto Social de Atención Temprana, debería llevar meses en vigor y los que llevan meses esperando son las familias con listas de espera interminables y vergonzosas para que sus hijos puedan ser atendidos.

Por nuestra parte, en Pizarra,comenzaremos después de Reyes, el día 7 de enero,a atender a la población post temprana. Hay demasiados niños con más de 6 años desatendidos y adolescentes. Hay unas instalaciones modélicas, vanguardistas y de última generación para seguir esperando, incluso piscina climatizada. Tenemos las autorizaciones de funcionamiento y las mejores profesionales, con más de una década de experiencia en CAITs de solvencia, el último, en el desaparecido ANENDO de Málaga.

Las instalaciones y las profesionales pueden esperar, los pequeños, adolescentes y adultos no pueden esperar. Necesitan intervención ya y lo vamos a hacer.

Cuando llegue el Concierto Social iniciaremos con lo menores de 6 años.

Si es posible, que seáis felices, os lo deseo de todo corazón.

Antonio Guerrero. 670 86 36 86